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Foto del escritorMaría Gloria

Teresa, escritora.

Primera parte


Es digno de hacer mención en este día histórico para nuestra Orden, de esta primera publicación de los libros de Santa Teresa. Lo hacemos porque una persona que dedicó mucho tiempo a la tarea, de preparar esta publicación, fue la Madre Ana de Jesús (Lobera) que hoy ha sido beatificada por el Papa Francisco en Bruselas - Bélgica, donde voló a la casa del Padre en el año 1621.


Ana de Jesús fue una de las hijas ilustres de santa Teresa, ella se encargó después de la muerte de la Santa, de recopilar sus escritos para hacer la primera publicación de su obra en Salamanca en el año 1588. Este libro fue preparado por Fray Luis de León, contiene el libro de la Vida, Camino de Perfección, Avisos de la Madre Teresa para sus monjas, y su gran obra, Castillo Interior o Las Moradas. Se puede decir que fueron las primeras Obras Completa de Nuestra Santa Madre, editadas por Guillermo Foquel.


Podemos ver en esta fotografía, que en la dedicatoria De Fray Luis de León están presentes las Madres Prioras de los Monasterios de Carmelitas Descalzas, sin duda entre ellas Madre Ana de Jesús.


Teresa Escritora


Teresa es escritora de sí misma, y ha sido galardonada con el honorable título de "Patrona de los escritores españoles". Ella inaugura una nueva forma de escritura femenina, la denominada como "relatos biográficos", en una época problemática. En primer lugar porque la mujer en ese tiempo, solo debía cumplir con la tarea de tener y criar a los hijos, ser ama de casa, y en el caso de las mujeres consagradas a Dios, dedicarse a rezar y cumplir con las labores del monasterio.


En segundo lugar, porque las mujeres no eran valoradas en sus capacidades y cualidades, vivían sumisas al ambiente o al varón, aquellas que en muchos casos eran obligadas a contraer matrimonio.



En el siglo XX, los estudiosos de Santa Teresa, se han esmerado en la reivindicación de sus cualidades literarias.

El tema central de este artículo, y el siguiente (segunda parte) es ver cómo va evolucionando la obra de Teresa en el tiempo y el espacio. Es decir, desde sus primeros manuscritos hasta hoy, donde muchos estudiantes o literatos escudriñan el fruto de su pluma, no solo en España, sino en todo el mundo.


En esta primera parte vamos a profundizar sus escritos cronológicamente hasta el libro de la Vida, para terminar en la segunda parte con los estudios actuales, principalmente de los frutos que ha generado la celebración del Quinto Centenario de su Nacimiento, hace nueve años.


¿A que edad aprendió Teresa, a leer y escribir?


No lo sabemos, pero tenemos la certeza que lo hizo siendo muy niña. Recordemos que una de sus rutinas de infancia, era leer el Flos Sanctorum junto a su hermano Rodrigo. Y más tarde, escribe una novela de caballería, de la que dieron testimonio el Padre Jerónimo Gracián y el Padre Francisco de Rivera. Junto a su madre consumía las horas con las aventuras de Amadís. Y cuando ella faltó, su osadía y tenacidad hacían posible adquirir nuevos libros y ocupar mucho tiempo en sus lecturas. "Mi madre no tomaba tan mal este pasatiempo, como yo le tomé para mí." (V. 2, 1)


En el internado de Santa María de Gracia, Teresa pasó de las novelas de caballería a la lectura de libros espirituales. En su proceso de discernimiento vocacional , las cartas de San Jerónimo fueron luz para llegar a una decisión libre y segura de seguir al Señor para siempre.


Luego en el Monasterio de la Encarnación lee a los padres de la Iglesia, buenos libros que la introducen en el mundo de la interioridad.

Buenos libros, eran las obras de escritores espirituales, afortunadamente buenos maestros de la pluma, cinceladores del buen romance en la naciente literatura castellana. Teresa lee traducciones de la patrística: Cartas de San Jerónimo, Morales de San Gregorio, Confesiones de San Agustín. Lee libros de la última época medieval: La imitación de Cristo de Tomás de Kempis y las Meditaciones de la vida de Cristo del cartujo Landulfo de Sajonia. Lee también obras de los mejores escritores de su tiempo: Luis de Granada, Pedro de Alcántara, Juan de Ávila, Francisco de Osuna, Bernardino de Laredo, Bernabé de Palma... (Obras Completas-2009 Introducción General)



De la rueca a la pluma


Teresa pasó de la rueca a la pluma, como dicen mis hermana carmelitas descalzas de Puzol, provincia de Aragón Valencia, que han llamado a su blog: "Teresa, de la rueca a la pluma", cuando comenzamos la preparación de la celebración del V Centenario de su nacimiento. Y hoy es una página de internet que hace tanto bien en todo el mundo de habla hispana.


Me parece que en un momento de su vida, Teresa recopiló papeles sueltos donde apuntaba frases de autores importantes, o textos de la Palabra de Dios, o fragmentos de una homilía. Es lo que hacemos los lectores empedernidos cuando algo que hemos leído o escuchado, toca las fibras de nuestra interioridad. O simplemente el esbozo de sus vivencia interiores en el día a día de su vida monástica, para dar cuenta a sus confesores del estado de su alma. Su letra es eternamente presente, sus monjas decían que la pluma en manos de Teresa volaba, mientras ella miraba al infinito.


Las grandes obras de Teresa; Vida, Camino y Moradas, son un camino espiritual educativo del alma, y si esa pluma volaba, mientras ella miraba al infinito, esa mirada ha irradiado a traves de los siglos la primacía del amor de ese Infinito, ese amor que ha hecho de ella una gran santa, de todos los tiempos, pero una santa literata, cuyas obras trascienden el tiempo.


La santa se ha impuesto a menudo sobre la escritora, es decir, la santidad ha estorbado, ha dificultado la consideración de Teresa como literata. Por eso quizás, la crítica del siglo XX se afanó con denuedo en la tarea de recuperación de Teresa para la literatura.

En el año 1941, Menéndez Pidal, publicó: "El estilo de Santa Teresa" en la revista Escorial, donde subraya la ausencia de "lucimiento literario"... Achaca esto a la vocación religiosa de la Santa, a que el único libro que le interesa es el de su propia alma, a que no tiene más objetivo que expresar lo más fielmente posible su experiencia mística. (Isabel Navas Ocaña- Universidad de Almería)


Ya sea para dar cuenta de su alma a su confesores, o para guiar a sus hijas, Teresa se desvive por hallar palabras que expresen con la mayor fidelidad posible su experiencia mística, su pensamiento, sus estados de ánimo, o sus grandes descubrimientos en la Sagrada Escritura. Menéndez Pidal habla de ausencia de "lucimiento literario". Teresa no escribía para lucirse, lo hacía por obediencia, o para dar a sus hijas una enseñanza que nace de su propia experiencia. No titubea en expresar sus sentimientos y emociones, y describe con lujo de detalles sus vivencias místicas, en la dificultad de no encontrar palabras que expresen lo que siente.


Durante un tiempo son los libros, los buenos libro como dice ella, donde encuentra a los maestros de su alma, a quienes tan bien define el P. Tomás Álvarez. como el claustro universitario de la futura doctora. "A ellos debe Teresa su preparación remota para la tarea literaria y doctrinal", que afrontará a partir del año 1560.


Muy bien expresa en el prólogo de Vida, que deseaba más una licencia "para que muy por menudo y con claridad dijera mis grandes pecados y ruin vida", y no un mandato de escribir su modo de oración y las mercedes del Señor. Y desde entonces la transparencia, su verdad y humildad, son el móvil de su introspección como escritora mística.


Así en el idioma del siglo XVI llega Santa Teresa a poseer un estilo antípoda perfecto del estilo dominante del siglo XV con el Marqués de Santillana y Juan de Mena, quienes por mostrarse doctos retóricos, sustituían las emociones propias, con las que los autores antiguos escribieron. Teresa, al contrario, quiere mostrarse ignorante, y sólo busca la expresión de los fenómenos de su alma, en aquel LIBRO VIVO que Cristo le dio a leer, para consolarla de haber perdido el recreo de los libros en romance. Una vez abierto ese gran libro, no gusta tomar de los otros ni siquiera la prosodia de las voces más frecuentemente escritas. (Revista Escorial-Menéndez Pidal)


Escritora de libros y cartas


Santa Teresa no fue a la universidad, no es escritora de una Academia, no es teóloga. Sí podemos decir que es una mujer muy familiarizada con las letras, y que recibió desde pequeña una educación cultural e intelectual. "Combina magistralmente las letras, moviéndose con soltura en los diferentes géneros: narrativo, epistolar, poético o sistemático". (José García de Castro Valdés - SJ)


"Santa Teresa trastoca, transmuta o transciende los principios estructurales de la retórica clásica; no sólo integra el amor por la palabra (la Filología) en la experiencia mística, sino gracias a la palabra y por la palabra completa la experiencia y la eleva por encima del tiempo. Mística y Filología se dan la mano en Teresa". (Profesor García de la Concha)

1.-Relaciones y Mercedes:

Lo primero que escribe Teresa son las relaciones dirigidas al Padre Pedro Ibáñez, dominico, probablemente en 1560 la primera, y en el transcurso de los dos años siguientes la segunda y tercera relación.


El Padre Tomás Álvarez llamó a estos escritos; "florilegios de piezas heterogéneas: relatos autobiográficos de vivencias interiores, consultas espirituales selladas de secreto, apuntes sueltos a modo de instantáneas para uso estrictamente personal, formulación y motivaciones del voto de obediencia al director espiritual, avisos proféticos a los frailes carmelitas descalzos". (O. Completas- Décimo Quinta Edición-Monte Carmelo)


En la edición crítica del Padre Silverio, aparecen las seis primeras, como "relaciones", y las sesenta y un restantes como "mercedes". Las "relaciones y mercedes", son una descripción autobiográfica de su experiencia mística y su manera de proceder en la oración, describe los arrobamientos, locuciones, éxtasis. La composición de esta obra escrita de la Santa, corresponden a veintiún años de su vida, tiempo que cubre todo su período literario.


2.- Cartas:

En la edición del año 1979, hay constancia de cuatrocientos cincuenta y cuatro cartas, la primera es del año 1561 a su hermano Lorenzo, que se encontraba en Quito-Ecuador.


Sabemos que muchas cartas de Santa Teresa desaparecieron, o fueron destruidas por ella, a causa del riesgo que implicaba el contenido para los Carmelos recién fundados. Esto, por la persecución que sufrieron las descalzas y los descalzos, de parte de aquellos que no aceptaron la reforma de nuestra Orden.


¿A quién escribe Teresa? A sus familiares, a personas importantes como el Rey Felipe II, a obispos, provinciales de órdenes religiosas, al Padre General de nuestra Orden, a médicos, duques, cardenales, teólogos, religiosos y sacerdotes, y sin duda a todos los amigos y amigas, colaboradores y colaboradoras de sus fundaciones.


En esta edición de Monte Carmelo, hay ciento nueve cartas dirigidas al Padre Jerónimo Gracián, mientras que aquellas que escribió a Juan de la Cruz están en el profundo secreto de Dios, no existe ningún autógrafo ni copia.


A sus hijas les escribía con frecuencia, especialmente a las prioras en los diferentes monasterios. El mayor número, sesenta y una cartas, a María de San José, priora de Sevilla, en un período de tiempo de seis años.




3.- Libro de la Vida:

El primer autógrafo lo escribe en 1562, en el pasar del tiempo este desapareció. En 1565, ya en el Carmelo de San José, redacta el segundo autógrafo, como traslación del primer texto, con el fin de enviarlo a Juan de Ávila, santo contemporáneo de Teresa. Tres años después lo recibe de vuelta, con la aprobación de este santo. Las conclusiones de todo estudioso de nuestra Santa, hablan de estos dos autógrafos de Vida, sin duda similares, con la diferencia, que en la segunda redacción, Teresa agrega la fundación del Carmelo de San José.


En los primeros nueve capítulos, Teresa narra la forma como comenzó el Señor a despertar en ella la virtud, describe sus vivencias de la niñez donde recibe el buen ejemplo de sus padres. Después, debido a la muerte de su madre, su experiencia en Santa María de Gracia, junto a las monjas agustinas y otras doncellas, que como ella, eran reconducidas por el buen camino. En ese internado recuperó el deseo de las cosas eternas, se hizo amiga de la buena lectura, y a la luz de las cartas de San Jerónimo decidió entrar en el Monasterio de la Encarnación.


Continúa narrando su experiencia de vida religiosa, luego su grave enfermedad, que pudo llevarla a la muerte muy joven. Gracias a don Alonso, recuperamos a Teresa después de esos cuatro días de paroxismo. Después cuenta con transparencia su recuperación, la muerte de su padre, la mediocridad que hizo presa de ella en ese ambiente monástico, donde vivían ciento ochenta monjas de todas las clases sociales.


Por fin, ya cansada "de las ruines costumbres que tenía" (V. 9, 1) comienza a vivir sus primeras conversiones.


En el capítulo diez, Teresa interrumpe la narración y escribe un tratado espiritual. No lo hace como una pedagoga, sino que desde su experiencia de amor de Dios, intenta explicar el camino de la oración, las mercedes que recibe del Señor, las luchas del alma en ese proceso, sus purificaciones y grandes logros en el camino de la santidad. Después, en once capítulos escribe los cuatro grados de la oración, en un esquema creado por ella, utilizando como signo el agua de la vida.


Del capítulo veintitrés al treinta y uno, reanuda la exposición autobiográfica, pero aquí se desplaza del plano exterior al plano de los hechos y experiencia místicas.


En los siguientes capítulos hay cambio rotundo en el libro, comienza a escribir la fundación de su primer "Carmelo Descalzo", San José de Ávila. Es como un desbordamiento de todas las gracias recibidas hasta ese momento de su vida, en una tarea de la Iglesia que todos conocemos hoy, de la que somos parte integrante, algunos de una manera muy radical, otros en un pequeño compromiso de vida, formando parte de esta gran familia teresiano-carmelitana.


Concluye con un epílogo estilo carta, dirigida al Padre García de Toledo, pidiéndole encarecidamente que rompa todo aquello "que mal le pareciere". (Epílogo, Nº 2)


Habían llegado a ese acuerdo, y en ese momento en que su padre espiritual le exige el envío del libro con prisa, Teresa apela a su derecho de revisar y corregir su autógrafo. "Puede que vayan algunas cosas mal declaradas y otras puestas dos veces; porque ha sido tan poco el tiempo que he tenido, que no podía tornar a ver lo que escribía". (Ibidem)

Varia veces insinuó Teresa que sus escritos tendrían que ir al cesto de los papeles, pero hay un detalle importante en el capítulo treinta y seis, donde pide que si su escrito termina en el fuego, lo que toca al Monasterio de San José, "vuestra merced (P. García de Toledo) lo guarde y, muerta yo, lo dé a las hermana que aquí estuvieren, que animará mucho para servir a Dios las que vinieren, y procurar no caiga lo comenzado, sino que vaya siempre adelante, cuando vean lo mucho que puso su majestad en hacerla por medio de esta cosa tan ruin y baja como yo". (V. 36, 29)


¿Qué pasó después con el libro de Vida?


Después que fue devuelto a la Santa en 1568, el libro pasó a otros directores espirituales de Santa Teresa. El P. Domingo Báñez en 1575 escribió una larga nota al final del texto y lo firmó en Valladolid. El inquisidor Francisco Soto Salazar, (en Toledo en 1562) fue quien pidió a Teresa, "escribiese todo y toda su vida, sin dejar nada, al maestro Juan de Ávila". El P. Tomás Álvarez dice que el libro fue secuestrado en 1575 por la Inquisición, en ese tiempo Francisco Soto ya era obispo de Salamanca. Teresa habla de él en Relaciones, "para asegurarse más y diole cuenta de todo". (Rel. 4, 5)

La Inquisición retuvo el libro hasta muerta la Santa, fue entonces cuando se proyectó editarlo en Salamanca, lo que se llevó a efecto en 1588.


Conclusión


Al terminar este artículo tan importante, he visto la necesidad de dividir el tema en dos partes, para no cansar a mis amigos lectores, aunque me parece que Teresa no cansa, es una mujer que mientras más la conoces, eres cautivado en las redes de su entrega al amor, sin resistencias, en una resonancia única con la voluntad de Dios.


Como punto final solo quiero agregar que leer a Teresa, despierta en el corazón de todas las personas un deseo grande de ser "gloria y alabanza de Dios en las cosas sencillas de la vida, sin aspirar a grandezas desorbitadas, sino en el más profundo centro del amor".


Referencias

  • Libro: Teresa de Jesús, Patrimonio de la Humanidad (Actas del Congreso Mundial Teresiano en el V Centenario de su Nacimiento)

  • Obras Completas Monte Carmelo - Décimo Quinta Edición







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