top of page
Manuel Solórzano

"Se fue con prontitud"

— Quiero que nos quedemos con estas palabras del Evangelio de San Lucas.”se levantó María y se fue con prontitud”, dijo fray Carlos al iniciar la homilía.


“Salió en guinda”, “salió corriendo”, “salió al chilazo” … son algunas frases que podríamos ocupar para describir, en buen salvadoreño, como ella, Nuestra Señora, se apresuró en ir en pos de su prima que le necesitaba. ¿Creen que Nuestra Señora ha salido al chilazo por ti alguna vez?, —preguntó fray Carlos—. A lo lejos se escucharon unos sí, como quien no quiere la cosa.


Hace un tiempo hablando con un joven me contó su experiencia de cómo Nuestra Señora había salido con prontitud por él.


Hablar de la pandemia es algo que ya no esta en boga, es más, se puede pensar que fue hace mucho tiempo atrás, pero para todos marcó un antes y un después. Este joven a quien llamaremos Tony, la pandemia lo ensimismó y pues a pesar de que nunca dejó de creer, sí lo alejó de los sacramentos. Me contó como todo en su vida se volvió digital, incluso la misa. El volver a su “rutina” de antes, se le había complicado al extremo.


Todos nos enfrentamos a esa situación, la vivimos. Para alguno fue más fácil y para otros les costó un poco más superarlo, en fin, volviendo a la experiencia de Tony, desde unos meses antes de que el mundo se encerrara de no acudir al sacramento de la confesión. En cuanto a los pecados, pues no les contaré. Pero si nos ponemos en nuestros zapatos y reflexionamos que por más de cuatro años no acudiéramos al sacramento, podríamos acercarnos al sentimiento de Tony, “Dios ya no se acuerda de mí y ni me ha de querer perdonar”. En palabras de Teresa de Jesús, cuando habla sobre la gravedad de las culpas, dice en Camino de perfección que “Llega la cosa a término de hacer parecer a un alma que, por ser tal, la tiene Dios tan dejada, que casi pone duda en su misericordia” (CV 39,1).


Me contó que hizo un viaje con sus amigos y en uno de los días encontraron una iglesia abierta. Estaba muy conservada, a pesar de su antigüedad, tenía lindos retablos, de San José, de Nuestra Señora, de Teresita, de los que logro identificar. Mientras sus amigos tomaban fotografías él sintió algo de caminar hacia una de las alas de la iglesia.


A lo lejos se vislumbraban varios confesionarios, al acercarse pudo ver que estaban vacíos, pero que, sentado frente a uno de ellos, se encontraba un sacerdote revestido con la estola y moviendo lentamente las cuentas del Rosario entre sus dedos. Le tomó por sorpresa encontrarlo y antes de que pudiera huir el sacerdote le dijo:


— Buen día, ¿Te quieres confesar?


Era un hombre entrado en años, poco cabello, con la sonrisa regalona, parecía un abuelito. Tony, dudó, pero en la misma le sonrió y caminó hasta la banca. Fue una conversación a corazón abierto, donde varias veces la voz se le cortó y brotaron las lágrimas. Las ultimas palabras del sacerdote fueron, despues de la absolución fueron:


— La Santísima Virgen te trajo.



Nuestra Señora siempre está pronta a nuestras necesidades y mucho más a que volvamos a su Hijo. Tony me contaba que muchas veces en esos 4 años al pasar frente a una imagen de nuestra Señora, al visitar una iglesia, estar ante una imagen, siempre, siempre le pedía que no le abandonara, que le hablara a su Hijo de él.


Confiemos en que nuestras oraciones por muy pequeñas son escuchadas y Nuestra Señora siempre estará pronta a llevarnos a su Hijo.


Terminemos nuestra homilía con otras palabras de Teresa de Jesus que nos animen a confiar y confiar siempre en la misericordia de Dios. “Fie de la bondad de Dios, que es mayor que todos los males que podemos hacer, y no se acuerda de nuestra ingratitud..., miren lo que ha hecho conmigo, que primero me cansé de ofenderle que su Majestad dejó de perdonarme. Nunca se cansa de dar ni se pueden agotar sus misericordias. No nos cansemos nosotros de recibir” (V 19,15).


Fray Carlos guardó silencio y por unos segundos antes de continuar con la eucaristía.

245 visualizaciones1 comentario

Entradas relacionadas

Ver todo

1 Comment


Gracias Madre Santa Teresa de Jesús por recordarnos que A pesar de nuestros Pecados Jesús siempre está dispuesto a perdonarnos .Pedir a la Santísima Virgen. Que sea ella nuestra intercesora

Like
bottom of page