SANTA EDITH STEIN
12 de octubre 1891 al 9 de agosto 1942.
"TODO DEPENDE DEL AMOR, PUES AL FINAL NOS JUZGARAN SOBRE EL AMOR".
Edith Stein
Edith Stein, de nombre religioso Teresa Benedicta de la Cruz, canonizada por Juan Pablo II, el 11 de octubre de 1998, solo tuvo en su vida una pasión: la pasión por la verdad. Se entregó a ella, a través de sus estudios universitarios de filosofía; la descubre en la lectura de la Vida de Santa Teresa de Jesús; y finalmente aparece en todo su esplendor en el holocausto final de su vida.
La búsqueda de la verdad era para Edith un equivalente a la búsqueda de Dios. Su esclarecimiento de la verdad fue progresivo y abarco tres referentes esenciales: su yo (ella misma), Dios y los hombres (ella misma frente a Dios y los demás).
Edith era la benjamina de los once hijos de una familia de judíos comerciantes de maderas. Cuatro de sus hermanos y hermanas murieron en temprana edad. Su padre murió repentinamente cuando Edith tenía apenas año y medio. La familia de Edith se sentía orgullosa de pertenecer al pueblo alemán, y no veía en ello la menor contradicción con su origen judío y su ferviente piedad.
"LO QUE CONOCEMOS DE NOSOTROS MISMOS NO ES MÁS QUE LA SUPERFICIE. LO MÁS PROFUNDO SE NOS QUEDA EN MUY GRAN MEDIDA ESCONDIDO. SOLO DIOS LO CONOCE". Edith Stein.
Desde niña fue sensible y bien dotada. A pesar de su hipersensibilidad, a los tres años tenía ya una fuerte personalidad y una gran firmeza de carácter que la caracterizarían a lo largo de su vida: "En mis sueños, veía siempre ante mí un brillante provenir. Soñaba con la dicha y la gloria, pues estaba convencida de estar destinada a algo grande y de no estaba hecha en absoluto para el estrecho marco de pequeño burgués en el que había nacido, Edith Stein."
A Edith le interesaban también las cuestiones políticas. Ante todo se vio influenciada por las ideas liberales de su ambiente, pero se sintió también agradecida con Prusia que le garantizaba el libre acceso a las ciencias de la humanidad. Estaba consciente de la obligación que había contraído con aquellos a quienes sus estudios la iban a poner en situación de poder servir.
Edith encontró la verdad que hace libre, y poco a poco se dio cuenta de que esa verdad no se manifesto sola y que no permanece allí en lo alto del monte: "Durante el tiempo que precedió a mi conversión e incluso un buen tiempo después, tenía la convicción de que llevar una vida religiosa significaba el abandono de todo lo terrestre para vivir solo en el pensamiento de las cosas divinas. Progresivamente aprendí a reconocer que algo más se nos pide en este mundo y que incluso en la vida contemplativa, los lazos con el mundo no se deben romper. Creo, incluso, que cuanto más profunda es la atracción que nos conduce a Dios, mayor es el deber de salir de si, en este sentido también, es decir, en dirección al mundo para llevar allí la vida divina".
Lo anterior fortalece el mandamiento nuevo que nos dio nuestro Señor Jesus: que nos amemos todos como nos ama Dios, y que procuremos llevar su palabra a todos los rincones de este mundo.
Este monumento a Santa Edith Stein, representa tres figuras femeninas, todas ellas Stein; pero a diferentes partes de su identidad. Finalmente ella como monja camina hacia una pila de botas que simbolizan Auschwitz. Boersenplatz 1, 50667 Cologne. North Rhine-Westphalia, Germany.
Por: Enitza Peralta Barrientos, Comunidad Santa Edith Stein - OCDS Guatemala
Bibliografía:
"Edith Stein, La locura de la Cruz", Waltraud Herbstrith.
"Edith Stein: La búsqueda de la verdad", Ciro García.
"La biblia con ojos de mujer, Edith Stein y sus claves para escuchar la Palabra", Fco. Javier. Sancho Fermín
Comments