"Cristo es fuerza de Dios y sabiduría divina, no solo en cuanto enviado de Dios, Hijo de Dios y Dios el mismo, sino en cuanto crucificado. Y es que la muerte de Cruz es el medio de salvación escogido por la infinita sabiduría". (Edith Stein)
"Por la cruz, cuya fiesta celebramos hoy, fueron expulsadas las tinieblas y devuelta la luz". (Andrés de Creta - Liturgia de las Horas)
EL CRUCIFICADO
Cada 14 de septiembre celebramos en nuestra Liturgia, la fiesta de la "Exaltación de la Santa Cruz".
Viene a mi mente el recuerdo de mi época de estudiante. En mi itinerario de fe aprendí a llevar colgada en mi cuello una cruz de madera o metal, siempre con un Cristo colgado en ella. Y solía prodigar a esa pequeña imagen una veneración especial, que se manifestaba cada mañana con un beso.
Un día, mi profesora de Física, mirando mi Cruz, dice: ¿por qué llevas esa cruz, no es mejor recordarle resucitado? Yo no tenía una respuesta en ese momento, perpleja miré a Jesús, y pensé que la profesora tenía razón. Si Él murió crucificado, y luego resucitó del sepulcro, ¿por qué la cruz?.
Comencé entonces a buscar el sentido de la "Cruz de Cristo", y no fue fácil, pasaron muchos años. Cada vez que veía una cruz en los Templos, o en las procesiones, o sobre el altar durante la celebración de la Eucaristía, o mi propia Cruz que continuaba llevando colgada en mi cuello, me hacía la pregunta: ¿por qué lo recordamos en las imágenes, crucificado y no Resucitado?
Sin duda que cada persona que ha recibido el don de la fe, vive en su camino una búsqueda muchas veces insaciable, principalmente porque hay otras cosas que son prioridad en la vida, como el trabajo, la familia, los amigos, etc.
En cierta forma yo he sido privilegiada, porque en el transcurso de mi vida he encontrado muchos medios que me han ayudado a encontrar la respuesta a esta pregunta.
EN LA CRUZ ESTÁ LA VIDA
Comprendí que, de la Cruz nació la Vida, Cristo nos ha llevado por medio de su Pasión y su Cruz a la gloria de la Resurrección.
"Sin cruz no hay Resurrección", esa es la razón por qué ensalzamos el signo de la cruz, en ella Él derramó su sangre por todos nosotros.
Desde los primeros años del cristianismo - puedo poner como ejemplo el año 348, cuando San Cirilo de Jerusalén pronunció su primera catequesis sobre la cruz de Cristo - podemos ver entre nosotros una cruz que nos habla de la muerte del Señor.
Este insigne padre de la Iglesia habló en esa catequesis de los testimonios verdaderos de la crucifixión de Jesús, en ese momento hacía alusión a las reliquias del santo madero del Gólgota, pues, alguna reliquia recibía ya la veneración de los fieles de Jerusalén.
En la cruz transfigurada por la resurrección se resume y concentra "la obra salvífica" que Cristo realizó, en ella brillan con luz nueva "los misterios de la redención", junto a ella los creyentes beben, como de fuente inagotable, "la gracia de la salvación". Si la tiniebla resplandeciente envolvía la cruz del Viernes Santo sumiéndonos en dolor inconsolable por la muerte del Señor, en la fiesta de la Exaltación cantamos con alegría y sincero agradecimiento al madero de la cruz, árbol de la vida, símbolo real de nuestra redención. (Libro: Nuevo año cristiano)
LA CRUZ EN LA HISTORIA
Han pasado veinte siglos de esos memorables acontecimientos, cuando nuestros primeros hermanos derramaban su sangre dando testimonio del "Crucificado". Y en el transcurrir de ese tiempo, la Cruz fue adquiriendo protagonismo. En el monte de la crucifixión, (el Gólgota) se construyó una Iglesia, llamada del Martyrium, y a comienzos del Siglo V el leccionario Armenio de Jerusalén, da testimonio de la dedicación de esta Iglesia el día 14 de septiembre. En la celebración los fieles adoraban la reliquia de la Santa Cruz.
En el Siglo VII se une a la dedicación de esta Iglesia del Gólgota, el rito de la Exaltación de la santa Cruz.
El Papa Sergio I, pontífice de la Iglesia a mediados de este siglo, llevó una reliquia de la santa cruz a Letrán. En Roma ya se celebraba el rito de la exaltación de la cruz, con la presencia de un trozo del santo madero.
En la primera celebración del rito en Letrán, los fieles besaron y adoraron la reliquia un día 14 de septiembre.
Fue en este siglo (VII) cuando se intensificó la devoción a la santa Cruz, por la persecución de que fue objeto, principalmente por los persas, que la saquearon, y destruyeron las basílicas de Jerusalén. Ellos se apoderaron de la Cruz del Señor el 5 de mayo del año 614. El emperador Heraclio la recuperó en el 630 en una guerra contra los persas. Desde entonces abundan los testimonios litúrgicos alusivos al madero donde fue crucificado el Señor.
En Occidente, hasta el año 1960, se mantuvo esta fiesta en concurrencia con la del 3 de mayo, llamada "fiesta de la santa Cruz de mayo", o "fiesta de las cruces" en algunos países. Era una de las festividades dentro del rito romano para festejar el culto a la Cruz de Cristo. Fue una fiesta muy extendida en Hispanoamérica, pero tras la reforma de la liturgia romana por el Papa Juan XXIII en 1960, con el motu propio Rubricarum Instructum, perdió importancia en el calendario romano.
LA SEÑAL DE LA CRUZ
Desde pequeños se nos enseñó a hacer el signo de la cruz en nuestra frente, boca y corazón, recitando esa sublime oración, donde pedimos a Dios que nos libre de los enemigos en el nombre de la Trinidad.
En el Bautismo fuimos ungidos con la señal de la cruz, también en la Confirmación; el sacerdote con el oleo sagrado imprime en nuestra frente una cruz. Y cuando recibimos el sacramento de la Unción, que no hace falta estar gravemente enfermo para recibirlo, también somos ungidos con este signo.
¿Cuántas veces se nos ha bendecido con la señal de la cruz en la frente?. Es una santa costumbre que arraiga en la firmeza de la fe a traves de los años.
Cuando acudimos al sacramento de la penitencia el sacerdote nos absuelve haciendo la señal de la cruz.
Iniciamos y acabamos la celebración de la Eucaristía haciendo el sigo de la cruz.
Al entrar o salir de una Iglesia buscamos la fuente del agua bendita para la autobendición.
Muchas personas cuando ven un sacerdote o una religiosa, piden una bendición.
Al estrenar casa o auto nuevo, pedimos que sea bendecido.
Querido hermano que lees esta reflexión, tú puedes recordar en este momento muchas otras ocasiones en tu vida, en que el signo de la cruz se ha transformado para ti en un recuerdo inolvidable, o ha marcado un acontecimiento importante, o simplemente, la cruz concentra y consuma para ti la revelación de un amor que es salvación, o dicho de otro modo, "la Cruz es la suprema revelación de un Dios que se hizo hombre, y en ella dio la vida para salvarnos".
LA CRUZ ES EL CAMINO MAS SEGURO PARA EL CIELO
El 14 de septiembre de 1581 santa Teresa escribió unos versos para cantar con sus hermanas este misterio de amor. Se encontraba en ese tiempo en andaduras fundacionales de sus dos últimos Carmelos: Soria y Burgos.
Analizar esta poesía, ha significado para mí, resumir ese largo recorrido para comprender por fin el sentido de la cruz de Cristo. De verdad quisiera hoy encontrarme con aquella profesora de Física, para decirle que en la Cruz está la vida y el consuelo, y que "ella sola es el camino para el cielo".
Mirar la Cruz es recuperar la paz frente al dolor que puedas experimentar en los avatares de la vida.
Mirar la cruz es sentir en el corazón que ella destierra de este suelo todos los males.
Para el alma creyente es de verdad una palma preciosa, cuyo fruto sabe a "Dios del cielo".
La Cruz es el árbol de la vida y el consuelo, un camino deleitoso para el cielo.
Esta es la cruz nacida de una tragedia en el Mediterráneo.
Cruz de Lampedusa, una isla italiana donde murieron cerca de 360 migrantes, provenientes del sur del Sahara. Fue hecha con los restos de la barcaza que los transportaba a Europa, la cual naufragó el 3 de octubre de 2013. La fundación italiana Casa del Espíritu Santo y las Artes de Milan, mostró al Papa Francisco esta obra en abril del 2014, él la bendijo y pidió al enviado de la fundación, que se encargase de que la cruz recorriese el mundo.
Mirar la Cruz hoy, es ver el dolor del mundo, ese que nunca acaba, el dolor de tantos hermanos que sufren por diversas razones. A veces se nos permite solidarizar con ellos, y podemos ayudar en lo que nuestras fuerzas nos permiten.
Pero ocurre muchas veces que esos hermanos viven en el otro extremo del planeta, o su sufrimiento supera la fuerza posible. Es entonces cuando "la mirada del Hijo al Padre, desde la Cruz", cobra todo su sentido.
"El que se hizo hombre por amor al hombre, entregó del todo su vida de hombre a las almas, que él había escogido. El que ha formado el corazón de cada uno y quiere un día revelar el sentido secreto de su esencia en un hombre nuevo que solo entiende aquel a quien le es propio: El se ha unido a cada uno de los elegidos de una forma particular y profundamente misteriosa, y nos regala de la plenitud de su vida de hombre, la Cruz". (Edith Stein)
Esta imagen de Jesús crucificado se encuentra en el castillo de San Francisco Javier, en Navarra, España, hoy convertido en museo.
Es el lugar donde nació el santo en el año 1506. La imagen ha sido tallada en madera de nogal, está protegida por una verja.
Se dice que en 1552 - Hay quien afirma que está documentado - la madera empezó a sangrar al mismo tiempo que Francisco de Javier moría en el otro lado del mundo. Fue en China, donde el patrono de las misiones se dejó sus 46 años de vida por los demás.
Su cuerpo incorrupto se venera ahora en Goa, India.
(Información de Wikipedia)
POESÍA DE TERESA
En la cruz está la vida y el consuelo,
y ella sola es el camino para el cielo.
En la cruz está el Señor de cielo y tierra,
y el gozar de mucha paz aunque haya guerra.
Todos los males destierra en este suelo,
y ella sola es el camino para el cielo.
De la cruz dice la esposa a su Querido,
que es una palma preciosa, donde ha subido,
y su fruto le ha sabido a Dios del cielo.
Y ella sola es el camino para el cielo.
Es una oliva preciosa, la santa cruz,
que con su aceita nos unta y nos da luz,
toma alma mía la cruz con gran consuelo,
que ella sola es el camino para el cielo.
Es la cruz el árbol verde y deseado,
de la esposa, que a su sombra se ha sentado,
para gozar de su Amado, el rey del cielo,
y ella sola es el camino para el cielo.
El alma que a Dios está toda rendida,
y muy de veras del mundo desasida,
la cruz le es árbol de vida y de consuelo,
y un camino deleitoso para el cielo.
Después que se puso en cruz el Salvador,
en la cruz está la gloria y el honor,
y en el padecer dolor, vida y consuelo,
y el camino más seguro para el cielo.
Teresa de Ávila
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