Jesús, el maestro nos aconseja rezar con la seguridad de que Dios Padre nos concederá lo que le pidamos, y hacer el bien a los demás sin poner condiciones, como en buena lógica no las pone cada uno en el amor a si mismo. Esta sentencia de Jesús, llamada la "la regla de oro", ofrece un criterio practico de caridad hacia los demás. En el contexto del Discurso del monte, remite a la doctrina del Señor como plenitud de la Ley: el amor al prójimo resume los mandamientos. Sin embargo, la "regla de oro" da sólo el límite inferior del amor fraterno; la enseñanza quedará completada con el "mandamiento nuevo" de Jesucristo, donde nos ordena amar a los demás como Él mismo nos ha amada.
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