Es conocida como la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. Esta solemnidad adora a Jesucristo, su presencia verdadera y real substancialmente bajo las apariencias del pan y del vino. La Presencia de Jesucristo ocurre en el momento de la Consagración de la Misa. La Iglesia llama transubstanciación (cambio de sustancia), es el momento en que el sacerdote, dice las palabras que el mismo Cristo pronunció sobre el pan y el vino: “Este es Mi Cuerpo”, “Esta es Mi Sangre”, “Hagan esto en memoria Mía”.
Corpus Christi se celebra anualmente el jueves siguiente de la solemnidad de la Santísima Trinidad, esto es, sesenta días después del Domingo de Resurrección, con el que culmina la Semana Santa. En 2024, la Solemnidad de Corpus Christi es el 30 de mayo, pero se transfiere al domingo 2 de junio en algunas diócesis por cuestiones pastorales.
Deseo compartir un decálogo para profundizar y reflexionar sobre la Eucaristía, a la luz de nuestros Santos Carmelitas.
Eucaristía, legado de amor de Cristo para el mundo.
1. Eucaristía, milagro de Amor
Santa Teresa nos muestra como Jesucristo quiso quedarse día a día con nosotros hasta el fin del mundo, ¿Cómo nosotros no podemos hacerle a Él, el centro en nuestro día a día? “He mirado yo cómo en esta petición sola duplica las palabras, porque dice primero y pide que le deis este pan cada día, y torna a decir «dádnoslo hoy, Señor». Pone también delante a su Padre. Es como decirle que ya una vez nos le dio para que muriese por nosotros, que ya nuestro es, que no nos le torne a quitar hasta que se acabe el mundo; que le deje servir cada día. Esto os enternezca el corazón, hijas mías, para amar a vuestro Esposo, que no hay esclavo que de buena gana diga que lo es, y que el buen Jesús parece se honra de ello.” (Camino 12.4) Es el milagro de amor y entrega de Cristo, acerquémonos al milagro de su presencia en la Eucaristía, busquémoslo con ansias y dejémonos amar por Él en su entrega completa. ¿Me acercó asiduamente a la comunión?
2. Eucaristía, presencial del Señor
La Eucaristía es Jesús real y personalmente presente en el pan y el vino que el sacerdote consagra. Por la fe creemos que la presencia de Jesús en la Hostia y el vino no es sólo simbólica sino real; esto se llama el misterio de la transubstanciación ya que lo que cambia es la sustancia del pan y del vino; los accidentes -forma, color, sabor, etc.- permanecen iguales.
Santa Teresa nos habla sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía, “Y así harta misericordia nos hace a todos, que quiere Su Majestad entendamos que es Él, el que está en el Santísimo Sacramento. Mas que le vean descubiertamente y comunicar sus grandezas y dar de sus tesoros, no quiere sino a los que entiende que mucho le desean, porque éstos son sus verdaderos amigos” (Camino 34.13) ¿Soy consiente al acercarme a comulgar de la presencia viva y real de Cristo en la Santa Eucaristía?
3. Eucaristía, fuente inagotable de vida
Ante la presencia real de Cristo en la Eucaristía, es necesario hablar de encuentro al comulgar, es una experiencia personal e íntima, y que supone el encuentro pleno de dos que se aman. Es por tanto imposible generalizar acerca de ellos. Porque sólo Dios conoce los corazones de los hombres. En este aspecto, Santa Teresa nos remarca que el encuentro nace de Dios, es su deseo que nos acerquemos, “Su Majestad nos le dio -como he dicho- este mantenimiento y maná de la Humanidad, que le hallamos como queremos, y que, si no es por nuestra culpa, no moriremos de hambre; que de todas cuantas maneras quisiere comer el alma hallará en el Santísimo Sacramento sabor y consolación. No hay necesidad ni trabajo ni persecución que no sea fácil de pasar, si comenzamos a gustar de los suyos.” (Camino 34.2) ¿Soy consciente de la fuente inagotable de vida a la que tengo acceso por medio de la Eucaristía?
4. Eucaristía, centro de nuestra vida
En este punto, nos sale al encuentro San Juan de la Cruz, con su poema “La Fonte” “Qué bien sé yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche.” Este es el estribillo, en el que San Juan de la Cruz afirma que conoce con certeza dónde brota la fuente del agua viva, de la paz y del amor, aunque no la puede ver, porque es de noche. Es decir, que en medio de la oscuridad de la vida, conoce por fe la fuente que puede saciar su sed más profunda, su deseo de felicidad, esta fuente es la Eucaristía, ella debe ser la fuente donde vamos y tomamos agua viva, porque “es de noche”, porque las vicisitudes de la vida nos pueden llevar a perdernos en la oscuridad, pero Cristo sale a nuestro encuentro en la fuente que mana y corre. ¿Soy consciente de la fuente de vida que es Cristo Eucaristía?
5. Eucaristía, sabor a infinito
“Su origen no lo sé, pues no le tiene, mas sé que todo origen de ella tiene, aunque es de noche.” (poema “La Fonte” San Juan de la Cruz).
Dios no tiene «origen», no tiene principio porque no ha sido creado, Él es eterno. Por el contrario, es el principio, el origen, el único Creador de todo lo que ha existido, existe y existirá en el tiempo. Por ello la Eucaristía que es el mismo Cristo bajado del cielo, tiene sabor a infinito, es Dios mismo que quiere quedarse en nuestro interior y hacer morada en nuestro corazón, ¿preparamos el corazón para recibir al huésped divino antes de recibirlo?
6. Eucaristía, encuentro de enamorados
“Qué dulce fue el primer beso de Jesús a mi alma...! Fue un beso de amor. Me sentía amada y decía a mi vez: «Te amo, y me entrego a ti para siempre»... Ni el precioso vestido que María me había comprado, ni todos los regalos que había recibido me llenaban el corazón. Sólo Jesús podía saciarme” (Ms A 35rº-36rº). Santa Teresita del Niño Jesús y la santa faz, nos trae un bello y tierno relato de lo que fue para ella recibir por primera vez la comunión, un encuentro que quedó marcado en su corazón y desde el cual condujo su vida y su misión cada día aun desde pequeña. Un encuentro de enamorados es lo que debe ser para nosotros el recibir aquel sagrado misterio. ¿Vivo el encuentro eucarístico cómo amoroso encuentro con Jesús?
7. Eucaristía, memoria viva de la Iglesia
Santa Teresita del Niño Jesús nos escribe: “Él no baja del cielo un día y otro día para quedarse en un copón dorado, sino para encontrar otro cielo que le es infinitamente más querido que el primero: el cielo de nuestra alma, creada a su imagen y templo vivo de la adorable Trinidad” (Ms A 48vº). En la Eucaristía nos alimentamos del mismo Cristo resucitado: “Sólo Jesús, oculto bajo los velos de la blanca hostia podrá darme la fuerza ... Voy a recibiros oculto bajo la apariencia de un poco de pan...” (Santa Juana de Arco, 883 y 887). En la comunión eucarística se produce un encuentro esponsal entre Él y nosotros. Es un encuentro de esposo, de enamorados, donde Jesús decide quedarse en nosotros, para habitarnos, recibámoslo con los brazos abiertos, con el corazón libre de todo pecado, de toda oscuridad que no nos permita descubrirlo completamente. Es el alimento del templo vivo, para formar la Iglesia, ¿Contribuyo a la construcción de la Iglesia con mis comportamientos y actitudes?
8. Eucaristía, alimento para la misión
“¿Pensáis que no es mantenimiento aun para estos cuerpos este santísimo manjar, y gran medicina aun para los males corporales? Yo sé que lo es, y conozco una persona de grandes enfermedades que, estando muchas veces con graves dolores, como con la mano se le quitaban y quedaba buena del todo. Esto muy ordinario, y de males muy conocidos que no se podían fingir, a mi parecer. Y porque de las maravillas que hace este santísimo Pan en los que dignamente le reciben son muy notorias, no digo muchas que pudiera decir de esta persona que he dicho, que lo podía yo saber y sé que no es mentira. Mas ésta habíala el Señor dado tan viva fe, que cuando oía a algunas personas decir que quisieran ser en el tiempo que andaba Cristo nuestro bien en el mundo, se reía entre sí, pareciéndole que, teniéndole tan verdaderamente en el Santísimo Sacramento como entonces, que ¿qué más se les daba?” (Camino 34.6) Santa Teresa nos da un gran consejo, la sagrada comunión es el “mantenimiento” es “medicina” porque el Pan de Vida hace nueva todas las cosas. Confiemos en su acción salvífica en nuestras vidas. ¿Me abandono la Eucaristía para afrontar mi día a día?
9. Eucaristía, camino de santidad
Santa Teresita del Niño Jesús, nos escribe “Verbo Divino, precipitándote sobre la tierra del exilio quisiste sufrir y morir a fin de atraer a las almas hasta el centro del Foco eterno de la Trinidad bienaventurada. Eres tú quien, remontándote hacia la Luz inaccesible que será ya para siempre tu morada, sigues viviendo en este valle de lágrimas, escondido bajo las apariencias de una blanca hostia ... Jesús, déjame que te diga que tu amor llega hasta la locura. ¿Cómo quieres que, ante esa locura, mi corazón no se lance hasta ti ¿Cómo va a conocer límites mi confianza?” (Ms B 5vº). es la confianza que debemos tener nosotros en la Eucaristía, porque es el viatico de garantía para la santidad, es el camino y meta de todo cristiano, eucarístizar toda la vida, envolverla en Cristo Eucaristía.
10. Eucaristía, alegría de cielo
Aprendamos de Santa Teresita del Niño Jesús, que nos describe su propia experiencia de Corpus Cristhi “Me gustaban, sobre todo, las procesiones del Santísimo. ¡Qué alegría arrojar flores al paso del Señor...! Pero, en vez de dejarlas caer, yo las lanzaba lo más alto que podía, y cuando veía que mis rosas deshojadas tocaban la sagrada custodia, mi felicidad llegaba al colmo” (Ms A 17rº). Acerquémonos como niños pequeños al amor de los amores, a Cristo Eucaristía, con fervor, con emoción y amor vayamos por las calles de nuestra ciudad pregonando su presencia viva y actuante en la comunión.
Son miradas de nuestros Santos Carmelitas a la Eucaristía, en este día donde celebramos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, nosotros también estamos llamados a comprometer nuestro ser, debemos traslucir en nuestra vida, la trascendencia del encuentro íntimo con el Amor. Resulta lógico pensar que quien recibe esta Gracia, está en mayor capacidad de amar y de servir al hermano y que además alimentado con el Pan de Vida debe estar más fortalecido para enfrentar las pruebas, para encarar el sufrimiento, para contagiar su fe y su esperanza. Llevamos a Cristo Eucaristía en nuestro interior transparentando en nuestro ser su amor, y seamos en el mundo nuevos Cristo para los hermanos.
No puedo terminar sin compartirles un poema de la Beata María Felicia de Jesús Sacramentado "Chiquitunga", vayamos como ella presurosa a nuestra cita de amor.
La cita
Dejadme, que voy de prisa,
tengo cita con mi Amado,
que, si llego tarde a su lado,
ya en sus labios no brilla la risa.
Dejadme, que voy apurada
que estoy loca por llegar,
que no sea que el lugar
encuentre por otra ocupada.
Tengo que llegar a hora,
para sentarme a su mesa,
donde en vez de la cerveza
su sangre pura me ofrece;
y donde como manjar
ofrece a su ingrata amada
su cuerpo ya traspasado
de amor, de dolor y de paz.
Dejadme, que voy de prisa,
tengo cita con mi Amado;
dejadme, que voy apurada,
tengo prisa por llegar.
Villarrica, 25.5.1943
Comments