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Fr. Edgardo Hernández, ocd

Buen Pastor - Escuchar


 

La figura del pastor en la Sagrada Escritura, tiene varios elementos, que al juntarlos hacen que se configure como buen pastor. Uno de esos factores es el escuchar. Quisiera en esta reflexión que meditemos sobre el valor de la escucha.


Al inicio del Éxodo se presenta un hecho decisivo que cambia la historia del pueblo Hebreo: “Dios escuchó sus lamentos y recordó la promesa que había hecho a Abrahán, Isaac y Jacob. Dios se fijó en los israelitas y comprendió su situación.” (Ex 2, 24-25). Dios escucha la situación precaria del pueblo y se escucha a sí mismo al recordar la promesa hecha a los Patriarcas; y, de ambas escuchas surge la intervención divina para liberar al pueblo de la esclavitud. Inmediatamente después de ese pasaje, se presenta la vocación de Moisés, quien escucha a Dios en la zarza ardiente y a partir de ahí, el texto bíblico presenta muchas veces a Moisés escuchando a Dios para cumplir adecuadamente su vocación.


Elías, luego de matar a los profetas de Baal, escucha la amenaza de la reina Jezabel y huye para salvar su propia vida, así llega a la montaña y ahí escucha a Dios en la suave brisa, con quién dialoga y Dios le hace regresar a Damasco para que continúe su vocación de profeta. (cfr. 1 Re 19, 1 -21).


Cristo Jesús, en el bautismo y la transfiguración escucha que es “Hijo amado” y con base en esa identidad, desarrolla su vida y ministerio y cuando se presenta como Buen Pastor, (Jn. 10, 1-21), hace énfasis en la capacidad de discernimiento de las ovejas para escuchar la voz del pastor e ignorar la voz del ladrón y bandido.


En la experiencia mística carmelita


Nuestra santa madre Teresa de Jesús, vive también la experiencia de escucharse a sí misma mediante el conocimiento propio, pues expresa: “mi alma estaba ya cansada” “soy mujer y ruin”, pero no se queda ahí, escucha también la voz de Dios y va forjando la amistad con quien sabemos nos ama hasta llegar al matrimonio espiritual.


Nuestro santo padre san Juan de la Cruz, expresa un proceso interesante de escucha: “Olvido de lo criado, memoria del criador, atención a lo interior y estarse amando al Amado”. Aprender a poner en segundo lugar los sonidos de lo creado, ser consciente de la voz de Dios que ha hablado en la historia de la salvación, atender la voz de Dios en la vida interna y centrar la atención en el Amor de Dios, que engendra vida y da sentido a todo lo vivido en la existencia humana, como un proceso de crecimiento espiritual que lleva a la persona a la unión con Dios.


Santa Teresita del Niño Jesús, también se escucha a sí misma, es consciente de su extremada pequeñez, escucha a Dios que le llama a la vocación de ser el Amor y hace una síntesis sencilla y profunda: “lo que agrada a Dios es que ame mi pequeñez y mi pobreza”


En la sinodalidad de la Iglesia


El Papa Francisco, en el mensaje al Capítulo General, en septiembre de 2021, desarrolla de modo detallado la capacidad de escuchar como elemento constitutivo de nuestro carisma teresiano y concluye con un resumen muy acertado: “Queridos hermanos, la armonía entre estos tres elementos: amistad con Dios, vida fraterna y misión, es una meta fascinante, capaz de motivar vuestras decisiones presentes y futuras.” Escuchar a Dios, escuchar en la comunidad y en la Iglesia se presentan como un camino del Espíritu Santo en nuestra realidad de carmelitas descalzos.


La celebración de Jesús el Buen Pastor es una oportunidad para escuchar la propia realidad, escuchar a Dios y permitir que la Palabra de Dios impregne la propia realidad de su Misericordia para ser carmelitas al servicio del Reino de Dios.



¿Cómo va tu caminar de escucha, de amistad con Dios? ¿Te cansa hablar de Dios o escuchar de Dios? ¿Ayudas a otras personas a salir del ruido, de la prisa y de la aridez espiritual para entrar en la escucha atenta de quien sabemos nos ama?




P. Fr. Edgardo Hernández Castro, ocd


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